Cimera de Clos Cor Vi: un blanco mediterráneo que mira al norte

Blancos que abren camino

En la Comunidad Valenciana, los vinos blancos de guarda aún son una rareza. Pero algunas bodegas pequeñas —y con las ideas claras— están ampliando ese horizonte. Es el caso de Clos Cor Vi, que elabora Cimera a partir de una parcela situada en Moixent (Valencia), y de su vino Cimera, un blanco de edición limitada que apuesta por la complejidad, el tiempo y la personalidad.

Viognier y Riesling: frescura y carácter

Cimera nace de una mezcla poco habitual en esta zona: 50 % Viognier y 50 % Riesling. La primera aporta volumen, flores blancas y untuosidad. La segunda, tensión, mineralidad y una acidez afilada que sostiene el conjunto. El resultado es un vino que equilibra expresividad y finura, sin perder identidad mediterránea.

Nueve meses de crianza para redondear

Cada variedad fermenta por separado y se cría en barricas distintas: Viognier en acacia de tercer uso, Riesling en roble francés con tostado volcánico. Luego se ensamblan y pasan cuatro meses más sobre sus lías finas, también en barrica. En total, nueve meses de trabajo en madera, buscando textura, complejidad y longevidad sin camuflar la frescura varietal.

Así se presenta

  • Color: amarillo pálido con reflejos dorados
  • Nariz: frutas blancas, flor de azahar, toques cítricos, hinojo, fondo mineral
  • Boca: amplia, con volumen, acidez equilibrada, textura salina y final largo

Cimera no es un vino para beber deprisa. Se disfruta más cuando se le da tiempo. Funciona con platos como rodaballo al horno, risottos cremosos o aves con salsas ligeras.

Un blanco que se sale del molde

Lo más interesante de Cimera es que no responde a tendencias ni busca gustar a todo el mundo. Es un vino con intención, trabajado con paciencia, y que demuestra que también en el Mediterráneo se pueden hacer blancos serios, longevos y con profundidad.

https://closcorvi.com/tienda

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