Hay palabras que se repiten tanto que acaban perdiendo fuerza. Autenticidad, por ejemplo. Verdad. Origen. Hasta que alguien las pone en el centro de un proyecto y las devuelve a su sitio: no como eslogan, sino como punto de partida.
Hoy he estado en la presentación de “Aragón, sabor de verdad”, la nueva identidad de Alimentos de Aragón, y salgo con la sensación de que, esta vez, las palabras no están vacías. Hay una narrativa de fondo que conecta con lo que muchos ya venimos defendiendo desde hace tiempo: no se trata de inventar discursos, sino de contar lo que ya existe, con convicción y cuidado.
Una campaña con raíz
La nueva imagen ha sido presentada en el Edificio Pignatelli, y se nota que hay detrás un proceso profundo de reflexión. El diseñador Víctor Gonzalo ha sido el encargado de construir un lenguaje visual sobrio, reconocible, con una tipografía clara y una identidad que respira territorio sin caer en tópicos.
La frase “sabor de verdad” no es solo un juego de palabras. Es una declaración de intenciones que busca consolidar un relato de región: Aragón como tierra de productos con origen, con trazabilidad, con rostro humano detrás. La campaña no pretende ser grandilocuente, y eso es precisamente lo que la hace eficaz. Funciona porque no quiere imitar a nadie. Porque asume su propia voz.
Mucho más que una imagen
Junto a la nueva marca, el Gobierno de Aragón ha presentado el Plan de Acción de la Agroalimentación 2025–2028, una hoja de ruta ambiciosa que combina innovación tecnológica, sostenibilidad, relevo generacional y comunicación. Me parece especialmente interesante la creación de los Premios Agroalimentarios de Aragón, con cinco categorías que incluyen desde la artesanía hasta la divulgación y la investigación.
El valor de lo pequeño (y de lo bien contado)
Durante la presentación, se habló mucho de identidad, de territorio, de cómo competir sin perder esencia. Escuché algo que me quedó resonando: que el verdadero lujo es saber de dónde viene lo que comemos. Y eso, en una época de etiquetas rápidas y consumo veloz, es casi un acto de resistencia.
El sector agroalimentario aragonés factura más de 9.500 millones de euros al año. Pero detrás de ese número hay miles de historias: cooperativas, pequeñas bodegas, queserías, agricultores, panaderos, enólogos, ganaderos. La campaña “Aragón, sabor de verdad” tiene el reto de darles voz sin uniformarlos, de convertir lo diverso en coherente.
De lo regional a lo universal
Como winelover que vive entre etiquetas y vinos, no puedo evitar preguntarme: ¿por qué algo tan local puede conectar tan bien con lo universal? Quizá porque, en un mundo saturado de ruido, lo que buscamos todos —desde un vino hasta un tomate— es algo que sepa a verdad. A tierra. A persona.
Y si hay algo que esta campaña ha entendido, es precisamente eso: que la autenticidad no se fuerza. Se cuida, se muestra y se deja hablar.